Por María Candelaria Rodriguez Hernández (Tseltal)
Santa Cruz la Reforma, Sitalá, en Chiapas, México, de donde yo soy, es una comunidad hermosa situada en lo alto de un cerro, con paisajes impresionantes. Mi familia se dedicaba a trabajar en el campo, limpiando cafetales y campos de maíz, entre otras actividades. Mi padre falleció cuando yo tenía cuatro años, así que no terminé mis estudios porque mi familia no tenía recursos; solo cursé hasta sexto grado. Cuando terminé la primaria, seguí trabajando con mis tías y tíos en el campo, cosechando maíz, frijol y café, entre otras actividades que nos daban el alimento de cada día.
En 2010 empecé a participar en la Cooperativa Ts’umbal Xitalha’, en lo que llamamos una escuela de café, donde aprendí los procesos organizativos, productivos, agrícolas y administrativos de la cooperativa, así como habilidades de liderazgo. Cuando ingresé, no sabía nada sobre la cooperativa; solo sabía que mi mamá era productora de café. Yo trabajaba en el campo, cuidaba a mis hermanos y hacía los quehaceres de la casa. Un día, mi mamá fue a una asamblea general en Chilón, donde anunciaron que estaban invitando a los hijos e hijas de productores a integrarse a la escuela de café. Mi mamá me dijo que me inscribiera. Yo no quería, pero logró convencerme.
Posteriormente, mi mamá y yo asistimos a una reunión del consejo de administración y de representantes regionales. Nos dijeron que informáramos en las asambleas regionales y averiguáramos si había más jóvenes interesados en integrarse a la escuela de café. Unos días después hubo una asamblea regional en Tsubute’el, donde me presenté ante las y los productores.
Cuando llegó la fecha prevista, me presenté en la cooperativa con mi compañera Manuela Rodríguez Hernández. Yo estaba muy asustada y apenada de hablar en público. No quería decir mi nombre. Las manos me temblaban y me sentía muy nerviosa. La realidad es que no sabía mucho escribir y siempre había tenido dificultades para hablar en español. Tenía miedo de las personas socias de la cooperativa porque no las conocía y pensaba que no hablaban tseltal, pero cuando empezaron a presentarse, escuché que algunas sí hablaban tseltal. Eso me alegró, porque me di cuenta de que no todos venían de fuera.

Conocí a otras compañeras y compañeros de distintas comunidades, y compartimos las actividades que realizamos dentro de nuestras familias y comunidades. Siento que es muy valioso para mí aprender. Quiero salir adelante por mi futuro y por las comunidades rurales. También quiero que los hijos e hijas de las personas campesinas aprendan este buen camino; yo soy un ejemplo para todas y todos. Antes estaba soltera, pero ahora estoy casada y tengo un hijo. Siempre hay dificultades y confusión al principio, pero al final se verán los frutos de nuestro trabajo.
En 2013 iniciamos una institución de microfinanzas llamada Comon Sit Ca’teltic, que en tseltal significa “el fruto de nuestro trabajo común”. Las personas productoras aportaban el 5 % de sus ingresos por café y miel para que pudieran acceder a préstamos. Acostumbrábamos a pedir dinero a prestamistas usureros con tasas muy altas, de 12–15 % mensual y las personas productoras se dieron cuenta de que sería mejor dejar sus aportaciones en la cooperativa para tener mayor acceso a créditos con una tasa menor. Los microcréditos tienen como objetivo apoyar a las familias productoras a cubrir sus necesidades más importantes. También damos a las mujeres un mayor acceso a los recursos, con el fin de crear servicios financieros que respondan a sus necesidades.
Yomol A’tel (Juntos trabajamos, caminamos y soñamos)
Como Yomol A’tel, estamos respondiendo a las necesidades de las comunidades Indígenas en la selva norte de Chiapas. En este grupo realizamos diversas actividades de apoyo a las personas productoras de café y miel, y a las mujeres que elaboran jabones, cosméticos, textiles y plantas aromáticas. También brindamos educación financiera con enfoque en microcréditos y préstamos productivos para las personas productoras de café y miel y para las mujeres que producen jabones de miel.
Asimismo impulsamos el trabajo con mujeres que crían cerdos dentro de la cadena productiva, lo cual ayuda a fortalecer la economía familiar y a generar prosperidad. En este proyecto, a las mujeres se les entregan un par de lechones para que los críen y cuiden. En un lapso de seis a ocho meses, los cerdos entran en etapa de reproducción y, seis meses después, paren. Cuando las nuevas crías tienen dos meses de edad, las mujeres devuelven los dos cerdos iniciales para que puedan ser entregados a otras familias. Las crías adicionales que nazcan se quedan con las mujeres como ganancia.
Comenzamos con 13 mujeres que criaban 13 lechones. Las mujeres de las comunidades donde estamos trabajando pidieron que las crías fueran de la propia comunidad y que se alimentaran con maíz, pozol, pasto y otros productos de la comunidad. No les gusta trabajar con lechones de fuera, que requieren alimento comprado y más medicinas, porque muchas no tienen recursos para pagarlos. Actualmente, contamos con más de 85 mujeres de 10 comunidades, en 6 regiones, que están criando 157 lechones. Este proyecto continuará hasta llegar a todas las mujeres familiares de integrantes de la Cooperativa Ts’umbal Xitalha’.
El propósito de este proyecto es dar a las mujeres la oportunidad y la motivación para participar como productoras. Siempre vemos a los hombres participando en reuniones o asambleas, pero a las mujeres no se les da la oportunidad de participar y tomar decisiones, mientras que los hombres siempre tienen voz y voto. Por eso se creó este proyecto: para animarlas y ayudarlas a vencer el miedo a participar en reuniones y asambleas. Las mujeres tienen una gran riqueza de experiencia y conocimientos que compartir, lo cual podría transformar la forma en que se realizan nuestras reuniones de la cooperativa sobre café y miel. Si participaran más mujeres, también estaríamos identificando maneras de implementar la seguridad alimentaria y diversificar las fuentes de ingreso de las familias.
También ofrecemos talleres y capacitaciones sobre manejo financiero y contabilidad básica para que puedan sostener las finanzas de sus familias. Las mujeres emprendedoras han elaborado sus propios reglamentos internos y acuerdos sobre la asistencia, el cuidado de los lechones y qué hacer si uno o los dos lechones mueren. Mujeres y hombres participan en cada reunión, y estos acuerdos se incorporan a sus reglamentos. Una vez leídos, se firman y entran en vigor.
Después de este trabajo inicial con las mujeres, y gracias a su disposición para organizarse y llegar a acuerdos, se pusieron en marcha otros préstamos productivos para seguir fortaleciendo el patrimonio familiar mediante un nuevo proyecto de cría de gallinas ponedoras. Al principio, a cada mujer se le dieron 10 pollitos y 2 propuestas sobre cómo devolverlos: podían devolver ocho pollitos del mismo tamaño o cinco más grandes. Las mujeres se decidieron por la segunda propuesta porque solo tendrían que devolver el 50 %, y los otros 5 se quedarían como ganancias. Esto les permitió reconocer lo que habían invertido en alimentación, tiempo y cuidados de las aves.
En última instancia, este proyecto busca atender necesidades, diversificar productos y generar fuentes de ingreso para la autosuficiencia de las familias. Estamos transformando y agregando valor a nuestros productos locales para mejorar los ingresos, generando oportunidades de ahorro e incluso reinvirtiendo los ingresos adicionales para que las familias puedan cubrir sus necesidades. También estamos fortaleciendo la soberanía alimentaria de las personas que conforman Yomol A’tel. A partir de los lechones y las gallinas, podemos desarrollar metodologías para cultivar hortalizas, establecer viveros de café, criar peces y más.
Yo quise sembrar el árbol para que las ramas dieran buenos frutos. Quiero enseñar, no quedarme solo con lo que he aprendido, sino compartirlo para que el trabajo llegue más lejos.
María Candelaria Rodríguez Hernández (Tseltal) es originaria de la comunidad de Santa Cruz la Reforma, en el municipio de Sitalá, Chiapas, México. Desde 2013, trabaja en Yomol A’tel, una cooperativa cafetalera y socia del Fondo 2024 Guardianes de la Tierra.
Pie de foto 1 Reunión de mujeres en Chiviltic.
Todas las fotos son de Yomol A’tel.