Las historias se han incrustado en la tierra, penetrando profundamente hasta el sedimento de las rocas en el núcleo ardiente de la Tierra, nuestro único hogar. Desde hace miles de años, los Pueblos Indígenas han nacido con la tierra como parte de su identidad cultural y de sus formas de ser. El creciente aumento de los desastres naturales en todo el mundo es una huella de los sistemas coloniales y económicos que han estado explotando los recursos naturales del planeta. Nos estamos quemando a nosotros mismos, llevándonos con nosotros ecosistemas enteros, desde las criaturas más pequeñas hasta las más grandes.
Somos parte de este ecosistema. Las formas Indígenas están interconectadas con los ciclos de la vida y la existencia ecológica de la Tierra. La Tierra ha sido parte del universo durante más tiempo del que podemos imaginar, y los Pueblos Indígenas han llevado adelante las historias orales de nuestras relaciones con la Tierra y el universo. Los Pueblos Indígenas han estado cuidando junto a los millones de micro comunidades que existen dentro de la naturaleza. Ha sido parte de nuestros medios de subsistencia y formas de vida. A lo largo de nuestra existencia, los Pueblos Indígenas hemos construido confianza con la Tierra y hemos cultivado técnicas que han contribuido al florecimiento de los ecosistemas y a la próspera biodiversidad. Hemos desarrollado prácticas técnicas y culturales para salvaguardar el equilibrio de los ciclos de vida de la naturaleza. La quema tradicional con fuego ha sido una de estas prácticas.
El fuego es elemento fuente de alimento y vínculo espiritual. Para los mayas, las ceremonias del fuego son parte de nuestra conexión con la tierra y el puente espiritual con los antepasados. El fuego contiene mensajes y representa la unidad para unir a la comunidad y la familia durante los momentos de oscuridad. Así mismo, proporciona calor y ofrece espacio para la curación y la transmisión de conocimientos tradicionales. Las culturas Indígenas de todo el mundo se conectan con el fuego. Es parte de nuestra forma de vida.
La quema cultural con fuego ha sido parte de las prácticas tradicionales en el manejo de la tierra, la crianza de animales y la agricultura. Fortalece el contenido mineral del suelo para el crecimiento de plantas. También mejora el bienestar del medio ambiente, manteniendo alejadas a las especies invasoras y permitiéndole florecer a un bosque. Es una técnica de rotación, que permite que la tierra se rejuvenezca para obtener un paisaje más rico. Sin embargo, con la invasión de los colonos en tierras Indígenas, la práctica y el conocimiento asociado se han fragmentado.
Quema cultural en el Bosque Nacional Kaibab de EE. UU. en Arizona.
La dependencia de combustibles fósiles desde el auge de la industria en el siglo XVII ha provocado un aumento continuo de las temperaturas globales, transformando la Tierra en un globo ardiente. La creciente intensidad y velocidad de los incendios forestales en el siglo XXI está alterando fundamentalmente nuestra forma de vida; los incendios forestales son cada vez más intensos y se expanden a un ritmo más rápido cada año, como hemos presenciado más recientemente con los trágicos y catastróficos eventos que devastaron Los Ángeles y Maui.
Los graves incendios forestales del verano de 2023 en la Isla de la Tortuga, en la costa del Pacífico, en los territorios no cedidos de los Salish de la costa y en el interior del norte de la Columbia Británica, desplazaron a un cuarto de millón de personas. Este evento catastrófico pone de relieve una tendencia creciente de desplazamiento interno en Canadá causado por una combinación de desastres inducidos por el clima y factores económicos y sociales. Abordar este problema requiere un sinfín de respuestas: acción individual para reducir nuestra huella ambiental personal, la adopción de prácticas sostenibles por parte de las corporaciones y la industria, e inversión gubernamental en resiliencia climática, así como preparación para desastres y equidad social y económica.
Dawn Morrison (Secwepemc) fundadora y curadora del Grupo de Trabajo sobre Soberanía Alimentaria Indígena, ha estado involucrada en la horticultura, etnobotánica, la educación de adultos y la restauración de sistemas naturales en instituciones formales desde 1983, además de embarcarse en sus propios viajes de curación y aprendizaje personales y comunitarios. Ella comparte: "En agosto de 2023, se quemaron 40.000 hectáreas en nuestro territorio (Skwlāx te SecwepemcúÍecw), que constituye nuestras tierras de caza, pesca y recolección de alimentos. Nuestros antepasados han vivido en relación con esta tierra durante milenios. Luego de los incendios, este año ha sido un poco más suave; pero todavía hay humo, todavía hay fuego ardiendo; afortunadamente no tanto en las cercanías. Anteriormente, hubo un incendio en la montaña que queda detrás de nosotros. Eso fue muy aterrador. El año pasado, probablemente dos tercios de la montaña de esa montaña ya se había quemado. Estuvo cerca, se emitió una orden de evacuación. La gente responsable de la granja acá, tuvo que trasladar todas sus ovejas".
Morrison continúa: "Este año, si bien no hemos sido evacuados y no hay incendios en el área inmediata, es bastante devastador mirar la tierra y ver cuánto se ha quemado y observar la tala rasa que continúa en nuestra cuenca. En esta época del año hay turistas de todo el mundo, por lo que mucha gente inunda la zona y conduce sus coches. Parece casi surrealista cómo todo eso continua en medio de este tipo de devastación que sentimos, en especial por el dolor y la pérdida de nuestro salmón salvaje, que ha estado luchando durante años para recuperarse en cantidad de lo que alguna vez fue. Ahora, con la sequía y el aumento de la temperatura del agua, hay muchos factores que están afectando. Este año, el clima ha sido variable".
Necesitamos cambiar nuestro enfoque y presupuesto hacia medidas proactivas como la mitigación de incendios forestales, la prevención de incendios y el regreso de las quemas culturales. Al reducir el combustible disponible en el bosque, podemos evitar que los incendios se intensifiquen y, a su vez, reducir la cantidad de dinero que se gasta en combatir grandes incendios forestales. Morrison dice "sanar la tierra, conservar la tierra es curarnos a nosotros mismos" y aboga por "activar las enseñanzas ancestrales en torno a eso, la memoria biocultural del bienestar".
"La emergencia climática y la situación de los incendios forestales son un problema sistémico perverso debido a múltiples factores", dice Morrison. "Sin embargo, en última instancia, sabemos, como Pueblos Indígenas, que estos tiempos nos desafían a ser mejores seres humanos, y es por eso que creamos espacios éticos de participación. Necesitamos analizar nuestra ética y comportamiento humano y nuestro papel en la crisis climática y hacer cambios que conceptualicen los nuevos marcos de rendición de cuentas, no sólo reconceptualizándolos, sino implementándolos. Creemos que la soberanía alimentaria Indígena es un poderoso punto de partida".
Para reconstruir y revitalizar eficazmente las comunidades Indígenas y su patrimonio cultural, es esencial un enfoque holístico centrado en el conocimiento histórico. Esto implica comprender la historia de la tierra desde el contacto inicial con los colonizadores hasta el presente y reconocer las injusticias históricas, la opresión sistémica y las perturbaciones culturales. Al reconocer y rectificar el despojo de tierras, la eliminación de las prácticas culturales y la marginación de las voces Indígenas, apoyar nuestros esfuerzos para reclamar nuestro patrimonio, revitalizar nuestros idiomas y restablecer los sistemas tradicionales, podemos honrar la resiliencia y la sabiduría de los Pueblos Indígenas fomentando paralelamente un futuro más equitativo y justo para todos.
Foto superior: Las quemas culturales han sido practicadas por los Pueblos Indígenas de todo el mundo durante miles de años. Foto por Ekvn-Yefolecv Maskoke Ecovillage.